El Álbum del Proceso


 

Ya Que Estamos investigó varios métodos de evaluación y llegó a uno que aplica en la AcAE: el Álbum del Proceso. A cada alumno de la AcAE se le entrega un cuadernillo que permite llevar registro de sus progresos. Estos se simbolizan por tres figuras escalonadas: la Estrella, que representa la totalidad, la Rueda, que representa la parcialidad y el Diamante, que representa la promesa de un mayor resultado la próxima instancia. Cada una de estas se acuerdan entre docentes y alumnos según asistencia, apropiación de contenidos, cumplimentación y esfuerzo personal. Así, los docentes de Ya Que Estamos pueden basarse en el Álbum del Proceso a la hora de planear y llevar a cabo sus Muestras y evaluar los progresos individuales y grupales. Cada figura obtenida representa el esfuerzo y el logro de cada alumno, evitando así favoritismos y permitiendo que cada uno se brinde según sus metas y posibilidades. También el Álbum acompaña a los docentes durante las devoluciones personalizadas que realizan al finalizar cada ciclo.

 

Una pregunta común ante la presentación del Álbum del Proceso es: ¿esto no genera competencias?, ¿no genera frustraciones?.

 

Consideremos, en principio, que la competencia es, lamentablemente, moneda corriente en el mundo del arte escénico. Y AcAE lo sabe, pero lo resignifica. El Álbum genera competencia, pero con uno mismo. Invita a cada uno de sus dueños a competir con sus “hoy no tengo ganas”, su vergüenza, su temor ante la exposición, su “total es un taller”. El Álbum como juego es para los valientes, para los que están dispuestos a entregarse al trabajo por un deseo propio, para quienes saben que uno mismo es el único que se interpone en su camino. Y ahí viene la frustración, en el no poder avanzar. Y éste método, consideramos, es las ganas de crecer: la estrella no se entrega porque se hizo la tarea, la estrella se construye por el esfuerzo y la superación de uno mismo, simboliza todo el recorrido hacia el logro de un objetivo. ¿Y la frustración?. Sentimiento que no se puede controlar, pero podríamos pensar en comprenderlo. Los alumnos que consiguen mayor cantidad de estrellas son los que resultan meritorios de un protagónico, un destaque, de algo más. Y retomando el tema de la competencia, miles de docentes artísticos escénicos eligen a sus protagonistas por cuestiones que nada tienen que ver con todo esto. El que mejor baila, la que mejor canta, el que mejor actúa, la que sabe hacer todo, son alumnos-actores muy válidos. Pero más lo son el que no puede afinar muy bien pero tras horas y horas de prácticas llega a un Do, la que no tiene gran elongación pero tomando varias clases al día logra abrir su segunda un poco más que al principio, el que no logra grandes emociones corporales pero las practica cada hora. Elegir por los talentos es fácil, el desafío está en seleccionar a partir del proceso continuo, a partir de la celebración de los esfuerzos particulares, grupales y diarios. Y ahí la frustración se vuelve comprensiva, aunque sea un poco más que sólo pensando en el “yo no puedo”, “usted no sirve”, “nunca lo voy a lograr”. AcAE elige por cantidad de figuras escalonadas; la cuestión “matemática” y esclarecedora de contabilizar logros obtenidos permite a cada alumno repensar sus deseos de entregarse al trabajo, con sus posibilidades y metas alternantes. Nadie está obligado a hacer lo que no quiera o pueda. Para eso está el Álbum.